viernes, 19 de junio de 2009

EL RESPETO POR LA DIVERSIDAD

Es en el espacio público, ese lugar de encuentro, donde existe menos tolerancia a aceptar personas con limitaciones intelectuales.

Los espacios públicos como estaciones de trenes no están adecuados para los discapacitados


La barrera cultural es el primer obstáculo que se le presenta a una persona con discapacidad sea física, sensorial o intelectual. Para cambiar esta forma de actuar de la sociedad se deben modificar actitudes, aceptar la diversidad y hacer costumbre el trato entre una persona convencional con una persona con discapacidad.
Contraseña de Moreno se entrevisto con la directora de la Granja Andar, Zulma Beatriz Sosa, que cree que el común de los ciudadanos no tiene conocimiento o información sobre lo que es tener discapacidad. Es por esto que muchas veces surgen frenos cuando un chico que no es convencional debe terminar sus estudios, trasladarse en transportes públicos y todo lo que conlleva tener una vida normal.
“Culturalmente esta establecido que una persona con discapacidad no puede desempeñar sus roles como ciudadano o como cualquier otra persona”, dice Zulma Sosa. Debido a que esto esta impuesto, los padres son los que se hacen cargo de todo tipo de atención, toman las decisiones, son los que le definen el futuro, su educación y su forma de vida.
Asimismo, existen barreras arquitectónicas, desde una construcción no adaptada, veredas rotas, transporte público sin un sistema que permita el ascenso a todo tipo de persona con discapacidad física, espacios públicos sin rampas para sillas de ruedas, hasta la falta de barandas en escaleras. “Esto ocurre debido a que no se esta funcionando de forma adaptada para la diversidad social, personas que ven, que no ven, que caminan y que no caminan” dice la Directora de la Granja Andar.
Por otro lado, las limitaciones que sufren las personas con discapacidad están impuestas por el común de los ciudadanos. Porque como dice Zulma existe un enfoque de lo que es la parte intelectual de las personas y cuando se habla de personas con discapacidad mental se los clasifica por su nivel intelectual, muchas veces se los considera o categoriza como “idiotas” o “tontos”, pero no se ve la parte artística o laboral que pueden tener cuando están inmersos en asociaciones civiles o escuelas laborales.
Desde otro punto de vista, los cambios que se pueden lograr es cuando se logre modificar el conocimiento en la cotidianeidad de que estos chicos pueden participar e interactuar en actividades comunes, sean deportivas, artísticas o narrativas. Esto permite que la sociedad sea la responsable de reinstalar este tipo de temas y poder involucrar en la vida social a los chicos principalmente que tienen una discapacidad, para que puedan desempeñar una vida sin prejuicios y puedan ser vistos con los mismos parámetros.

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