viernes, 22 de mayo de 2009

LA HOGUERA DE LAS SOCIEDADES

Discriminación

El 17 de mayo fue el Día Internacional contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad. La homofobia en Moreno está tan naturalizada que el tema es casi invisible. Testimonios.

El ser humano ha demostrado a través de su historia que tiene infinitas potencialidades. Al mismo tiempo, con el afán de controlarlo todo, ha construido un halo de sospecha hacia el otro, el diferente, aquel que transgrede la “normalidad”. Históricamente aquellos que representan un otro diferente han sido perseguidos, aniquilados, conquistados, discriminados. El objetivo es imponer un orden, un control social.
Este panorama no es ajeno a nuestro presente. Las minorías, sectores de la sociedad que no encajan en una supuesta mayoría homogénea, sufren la discriminación como costo a pagar por la osadía de querer manifestarse libremente.
La elección de la sexualidad, que debería ser privativa de la persona, pareciera recaer en instituciones, poderes o sentidos comunes construidos por valores vetustos. La homofobia, como muchas otras formas de discriminación, es una tara de esta sociedad que no logra entender que su desarrollo está intrínsecamente relacionado con la diversidad y el respeto por el otro diferente. Esto está enraizado en la cultura, lo que hace del tema un problema aún más grave de revertir.
Eduardo de Moreno, estudiante de filosofía y percusión, a sus 24 años, tiene toda una postura. La discriminación la siente, casi cotidianamente. “Hay diferentes niveles. Primero pasa por uno, cuando uno mismo logra asumir su sexualidad. Tenes que entender lo que sos, negar esa parte es negarse a uno mismo. El segundo es el circulo más íntimo, los amigos y la familia, ahí siempre hay un escollo. El tercero es la sociedad: últimamente se esta abriendo bastante en cuanto al respeto por la diversidad, aunque falta mucho todavía”.
Carolina de 22 años, bailarina, el primer nivel lo superó naturalmente. “Después de estar de novia con un chico, me di cuenta que algo me faltaba, no me sentía cómoda. Cuando me di cuenta por donde pasaba se lo conté a mis padres, eso fue hace 3 años. La verdad que lo tomaron mal, principalmente mi papá y mi hermano”, cuenta Carolina de Merlo.
Eduardo también ya pasó por ese momento: “no lo sobrelleve de la mejor manera, fue mediante una discusión y dije `llego el momento´ y se los dije. Hay que tratar de entenderlos y darles un tiempo coherente. Porque a ellos se les caen ciertos proyectos y expectativas que tenían de vos”.
La reacción de la sociedad es constante. Lo más recurrente son las miradas hostiles, pero casi nunca llega a la agresión física pero sí verbal. “Cuando voy de la mano de mi pareja siento cómo nos miran”, dice Carolina. “Si fuera por mi no me preocuparía pero mi pareja es más cuidadosa, entonces tenemos que esconder lo que nos queremos”, continúa.

RETÍRESE POR FAVOR
Los dos escucharon la frase. Carolina y su pareja fueron invitadas a retirarse de un local de comida rápida, “un señor se quejó porque estábamos charlando y en un momento le acaricié la mano a mi pareja”.
Eduardo denuncia el episodio que vivió con su pareja en el local bailable “Arlequín” de Moreno. “Yo estaba con mi compañero besándome y la gente de seguridad nos sacó afuera del local. Nos dijeron: `estas cosas no se pueden hacer en este boliche, se tienen que ir´. Pedimos hablar con el encargado y nunca apareció, nos quedamos hasta las 6 de la mañana, nadie nos dijo nada ni nos devolvieron la plata de la entrada”.
Para estos casos está el INADI, Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (ver “Los derechos en defensa”). Allí recurrieron Eduardo y su pareja. “Tuvimos una reunión de conciliación con el apoderado del boliche, Miguel Rocco, el miércoles 13 de este mes. Nos pidió disculpas por la forma en que la seguridad prosiguió con nosotros, pero que las políticas del lugar no las iba a cambiar. Ahora estamos esperando que el INADI nos comunique cuáles son las acciones a seguir. Seguramente esto se va a resolver por vía judicial”.

1 comentario:

  1. Los quiero felicitar porque se anticiparon con esta nota al problema que salió a la luz esta semana con el caso del chico gay que mató a su madre y hermano porque lo discriminaban. No estoy de acuerdo con la violencia como resolución de los problemas, pero de una buena vez tendremos que entender que la discriminación es también una forma de violencia.
    Lic. Andrea Ferreira

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