viernes, 22 de mayo de 2009

SIEMPRE SE VUELVE AL PRIMER AMOR

Medios

Afirma Alfredo Le Pera en el tango “Volver” que “20 años no es nada”. Pero para Marcelo Tinelli, el conductor más visto de la televisión, el tiempo es su mejor aliado.

Marcelo Hugo Tinelli, sin pelo, con tatuajes y separado, reabrió la 20ma temporada de Showmatch, un programa que nació como un producto deportivo a la medianoche. Pero derivó en shows de talentos bizarros, cómicos, cámaras ocultas, “Cantando” y “Bailando por un sueño”. Pero lo asombroso es cómo esto continúa vigente dos décadas después, transformándose en un fenómeno cultural y social de la Argentina para analizar.
Tenerlo todas las noches en la televisión parece no ser suficiente en tanto hay que verlo todo el día en los programas de chimentos, convirtiéndose en un fenómeno al que es difícil escapar. Las hegemonías no son buenas ni en la política ni en la economía; ni en la televisión. El poder concentrado, en cualquier ámbito, anula las diversidades y su imparable expansión ahoga a los demás. Cómo público (hacedor directo del rating): ¿qué podemos hacer respecto a esto?
Si bien Tinelli ha acercado a Lanata –quién antes lo había criticado- a su primera emisión, el programa más visto del país es un show de entretenimiento en donde no se habla ni de la falta de trabajo, ni de corrupción, ni del narcotráfico, ni se hace un replanteo del sistema político o educacional.
Tinelli es un comunicador, es un líder de opinión, es una de las personas más seguidas por los argentinos, en el medio de comunicación con mayor uso. Él corre con una gran responsabilidad frente a los temas que toca o los que calla, puesto que su programa repercute masivamente en todos los hogares del país directa o indirectamente (sea o no por la retransmisión de la que es beneficiario).
La televisión argentina es cada vez más Tinelli-dependiente. No sólo tenemos todos sus realities, sino que el resto de la programación gira en torno a él. Sin importar que Tinelli todavía siga basando su humor en la copia y la imitación; hasta la última apertura se establece en el primer capítulo de la serie yanqui “Lost”.
Un ejemplo del grado de influencia que tiene es que el Gobierno pida sacar a Cristina de "Gran Cuñado". Aníbal Fernández sugirió "dejarla a un costado", ya que consideran que se ridiculiza a la Presidenta. ¿Qué pasa con un país cuando la única declaración que se escucha de un político es sobre si le gustó o no la imitación que hicieron sobre su persona en un programa de televisión?
Nada se hace sin intención en los medios masivos de comunicación; menos aún en la televisión y por esto es que todo lo que ocurra en Showmatch es algo para analizar. Porque se trata del programa más visto de la Argentina. Es muy peligroso que sólo nos quedemos en la superficie de las imágenes y los contenidos vacíos, y olvidemos todos los intereses que están en juego cada vez que comienza una nueva emisión de este programa. Porque estos no son únicamente económicos, hay intereses políticos en juego de quienes corren la suerte de ser aliados de Marcelo Hugo y los que no.
Tinelli generó y genera movimientos en la opinión pública. No es casual que el sistema insita, defienda y trabaje por la permanencia de este tipo de fenómenos, ya que colaboran con la cada vez más alarmante falta de información y productos culturales que generan ciudadanos acríticos de la realidad. Esto favorece la repetición de medidas políticas, funcionarios públicos y sistemas socioeconómicos en detrimento de la propia sociedad.
Como dice Alfredo Le Pera “tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve”. Marcelo Tinelli con este producto entretuvo a la sociedad mientras sucedieron los dos gobiernos del menemismo. Los televidentes en estos 20 años, suspendieron sus preocupaciones durante esas horas de aire fiestero. Se ahorraron anestesias y analgésicos pero pagaron con el alejamiento de una democracia participativa, que cada vez está más lejos de realizarse.

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