lunes, 23 de marzo de 2009

“EL FACTOR COTIDIANO: EL MIEDO”


A 33 años del golpe militar de 1976
La dictadura militar del ’76 logró su desarrollo a través del “pacto del miedo”, según lo explica José Pablo Feinmann en “La crítica de las armas”: “el terror se basa en la incomunicación”. El bombardeo ideológico funcionaba de tal manera que siempre triunfaba el discurso del poder.

El término “subversivo” se aplicó a todo lo contrario al régimen, toda aquella persona u organización que en algún aspecto presentara una oposición frente al nuevo modelo que se quería imponer. Según el general Ibérico Saint-Jean, en 1977: “primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores, después a sus simpatizantes, enseguida a aquellos que permanecen indiferentes y finalmente mataremos a los tímidos”. Dal Masetto dice en “Hay unos tipos abajo”: “si no estás con ellos, estás en su contra”.
Francisco Paco Urondo (desaparecido en 1976) deja leer en “No puedo quejarme” las características de la nueva sociedad, la individualista, por esto es que comienza hablando de “Estoy con pocos amigos”, marcando que el régimen establecido por el golpe del ’76 no sólo infundió miedo, sino que generó desconfianza hacia el prójimo. Los medios masivos cuestionaban: “¿Usted sabe lo que está haciendo su hijo en este momento?”
Las acciones represivas, llevadas a cabo por grupos de tareas, eran vistas como hechos arbitrarios e incomprensibles; la definición de los posibles enemigos, dada por miembros del gobierno militar, era tan amplia que, además de las organizaciones políticas, entre sus víctimas estaba la inmensa mayoría de la población, que al no discriminar reglas que les dieran la certeza, cualquiera podía ser una víctima del proceso, un “desaparecido”. En “Dieciocho horas” de Miriam Maidana el personaje principal explica que para él su hermano no está muerto, está desaparecido “estará muerto cuando sus huesos sean reconocidos (...) y yo los deposite en una caja y los entierre”.
Pero los fines más atroces que la pasada dictadura quiso imponer, bajo el derramamiento de sangre, no lograrán ganarle al olvido, porque como dice Urondo en “La pura verdad”: el “futuro y la memoria se vengarán algún día”, y como citaba Sarmiento “las ideas no se matan”, el sueño de un país mejor que abogue por el bien de sus habitantes no se esconderá del sol bajo un cementerio lacustre, sino que seguirá latente en las generaciones venideras.

2 comentarios:

  1. No sé como accedieron, pero les agradezco se hayan tomado el tiempo de leer el cuento.
    Slds!
    Miriam Maidana

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  2. hola: Soy estudiante de la Universidad de la Plata extension Formosa y debo decirles que el cuento está incluido en el programa de la Facultad y está muy bueno. me sorprendió buscar cosas de ella en internet y no hallar casi nada. Deberíamos cambiar ésto. Gracias.

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