lunes, 23 de marzo de 2009

LA INSEGURIDAD Y LA DEMONIZACIÓN DE LOS JÓVENES


Por Alcira Argumedo (*)
Especial para Contraseña de Moreno

Hay un aumento del delito común que hace a la inseguridad, pero también de los delitos económicos perpetrados por políticos, empresarios y demás. Esto no se ve pero da un marco grosero de impunidad en este país.

La respuesta tiene que ver con algo que nos toca a todos y todas: es la lucha contra la impunidad, el delito y la corrupción en la cabeza. Si el ejemplo que se le da a los jóvenes es que el que no afana es un gil y vemos que no hay ningún sector de poder seriamente procesado y condenado por delitos graves eso favorece la generación de delincuentes.

La impunidad para los delitos económicos lanza un mensaje a los sectores más golpeados sobre las formas de ganarse la vida. Aún así, en su gran mayoría, los sectores populares no incorporan ese mensaje.

El problema es la demonización a los jóvenes pobres, lo cual da una gran paradoja porque se calcula que el 40% de los niños, jóvenes y adolescentes menores de 22 años (6 millones) están en condiciones de pobreza crítica. Según estadísticas del poder judicial menos del 2% de éstos jóvenes se lanza al delito. Es decir, si leemos las estadísticas al revés, el 99% de los jóvenes que están en condiciones de pobreza buscan otras alternativas que no son las delictivas para salir adelante, de eso podemos asegurar que tenemos una juventud de sectores populares fabulosa. Sin embargo se demoniza ese sector.

Otro factor es la droga. Gran cantidad de los jóvenes que delinquen están incentivados por el paco. Se puede detectar fácilmente en los barrios dónde se distribuye el paco, el tema es que no se desbarata la complicidad de las fuerzas de seguridad. Y ese es otro gran problema. Por que por una parte no están suficientemente equipadas y en condiciones dignas de salarios, pero por otra están infectadas de corrupción. Estamos viendo que en muchos casos hay participación de las fuerzas de seguridad en secuestros y en otros delitos muy graves.

Esto da lugar a la paradoja de Blumberg que pide pena para los jóvenes pobres menores edad y que a los 13 años ya sean imputables. El problema es que el secuestro de su hijo no lo pudieron haber hecho los chicos pobres, el secuestro de Axel requirió de la participación de fuerzas de seguridad y, además, de la connivencia de punteros políticos y de sectores del poder judicial.
La solución que puede dar respuestas inmediatas es generar un shock de medidas que tienen que cubrir todos los componentes de esta problemática.

Hay que crear un programa integral, efectivamente empezar a generar una política de crecimiento social. En este país los sectores populares demostraron que tienen un gran potencial de inteligencia, de grandeza, de solidaridad para salir de la crisis como son los cartoneros, las empresas recuperadas, los comedores populares.
Y por otra parte, hay que hacer una gran limpieza en el campo de la justicia y un reordenamiento en el campo de las fuerzas de seguridad.

Hay algunos casos, como por ejemplo el de la efedrina, que demuestran que hay sectores que aportan a campañas políticas y partidos que están en el gobierno y en la oposición. Eso hace pensar que hay complicidades mas serias de las que uno puede imaginar.

Hay que dar un mensaje a la sociedad que se está gobernando para ella y recuperar a los pibes de la constante humillación que reciben porque son sospechosos de delincuencia.

(*) Socióloga, docente de la Universidad de Buenos Aires. Investigadora del CONICET. Miembro del Consejo Directivo del Instituto Espacio para la Memoria

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